No culpes a nadie!
Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error. Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos. No te amargues por tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Cualquier momento es bueno para comenzar, y ninguno es tan terrible como para claudicar. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como la causa de tu futuro será tu presente. Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones. Piensa menos en tus problemas y más en tu labor, y éstos desaparecerán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejaras de ser un