Yo te amaba y me fuiste infiel!
Todos hemos vivido o conocido de una historia de infidelidad.
Historias en las que aún amando con todo nuestro ser, dando todo lo que un ser humano puede dar, jamás olvidando un cumpleaños ni fecha importante, siempre atentas y enteramente entregadas, se sufre de una infidelidad.
Entonces nos preguntamos: ¿qué falló en mí que buscó otro amor?
Son preguntas que no tienen respuestas porque sólo el corazón de la otra persona puede darlas a conocer, y eso no ocurrirá. Es muy doloroso cuando suceden estas situaciones, sobretodo si sabes que diste todo de ti mismo por tu pareja. Hay cosas que duelen mucho, son como espadas, y una de ellas es la infidelidad. Una vez que sucede, ¿cómo recoges los pedazos que quedaron regados por el camino?
Sólo el tiempo puede ayudarte, es un luto que llevas muy dentro de ti y que sólo tú puedes superar. No existe una varita mágica que te pueda borrar ese dolor. Sólo nos queda dejar que transcurra el tiempo mientras nuevamente tratamos de levantarnos. No es fácil, porque la dolorosa experiencia nos hace dudar de cualquier persona que se nos acerca. Es incluso posible que una buena persona que merece ser amado se nos acerque, pero estamos tan dolidas que no resulta fácil cambiar el chip y volver a comenzar.
Todos recomiendan no buscar pareja en ese momento de dolor, porque es cuando más sensible está tu corazón. Estás tan vulnerable que crees que cualquier cosa te servirá para olvidar, pero te equivocas. Debes quedarte en silencio, meditando, tomando esto como un luto que llevar hasta que vuelvas a ver la luz del sol. Pero el proceso es difícil, y en momentos recordando la traición desearías no vivir ni hacer nada.
Dios siempre está detrás de todos nuestros conflictos interiores, pide ayuda, no te quedes sola, pero no te vayas con el primero que te dice cosas bonitas, porque será un error y te darás cuenta con el tiempo. Espera tranquilamente que llegue la persona adecuada a tu vida, te volverán a dar ganas de amar, volverás a ver que los días tienen colores y no son en blanco y negro como los ves ahora.
Ten fe, pide a Dios que te de serenidad y que sepas mirar bien a quien le darás de nuevo tu corazón y tu fidelidad. Son tesoros muy preciados, no se lo entregues a cualquiera, tú vales mucho y tienes derecho a amar y ser amada tal como eres. La infidelidad es algo muy triste tanto para quien la comete como para quien la recibe, porque no se puede tener paz en el corazón sabiendo que destrozaste otro.