San Valentín...es o no es?
No digo que el amor sea solo mío. Solo balbuceo algo que se
me queda a mitad del pecho. ¿De qué se trata el amor? ¿Qué nos lleva a escribir
versos que luego son canciones que luego escuchamos en la radio y nos dan una
idea marginal del amor?
Y digo marginal
porque el amor es como la luna: viene en fases… nos deja ver sus caras.
La idea romántica del amor nos puede llevar a desplazar
nuestro plan personal. Nos dejamos arrastrar por un sentimiento
sin duda vital y significativo y hacemos de él nuestra experiencia total.
Luego alguien nos falla y el amor no sirvió. Eso pasa!
Para mí, el amor es cuido sin invasión. Y me convencí más
luego de constatar que la palabra amar tiene su raíz latina indoeuropea en el
vocablo “amma” (voz infantil para llamar a la madre). Esté en lo cierto o
no, la fuente consultada, no hay que ser una persona muy lista para relacionar la
palabra amor con la palabra cuido.
Quien nos ama nos cuida y manifiesta en sus actos y
palabras, en sus gestos y actitudes, que de verdad merecemos consideración, que
se nos tiene en alta estima y se nos aprecia lo suficiente como para hacer
concesiones equilibradas.
Y dando por sentado que el amor es de doble vía, pensaremos
que el ser amado no aceptaría que alguien que te ama te dé hasta quedarse vacío
de sí.
Habría que ser muy ingenuo o necesitado para relacionar el
amor con la compra de un regalo o de quien vive pidiéndonos disculpas un día sí
y otro no. Quien nos ama nos cuida. El amor no duele. Lo que nos causa dolor son los
comportamientos de la persona en quien nos hemos confiado.
Por eso es fundamental centrarse en una vida propia y
comprender el amor sensual como un ingrediente de nuestra afectividad. Amemos a
todos, a todas, pero muy especialmente, amémonos a nosotros mismos.