Muchas personas dicen que el miedo es normal . Ok. Pero qué pasa cuando ese miedo te consume por dentro, no te deja avanzar y no te permite disfrutar las cosas del presente? Hay una explicación; hemos vivido tantas cosas en la vida, buenas y malas que de alguna forma nos han dejado marcadas. Que bien se sentía ser en aquella época uno mismo, ese soñar en las nubes, esos cuentos de hadas, esos amores que te hacían volar. Aquellos momentos en el que lo entregabas todo por alguien, dabas lo mejor de ti pero de repente te dañaron, esos sentimientos tan puros lo desvalorizaba y que con el tiempo hemos tenido Esas experiencias nos han enseñado a la mala que no se puede ser tan buena , que no siempre debes dar el mil por mil hasta que lo den por ti . Con el tiempo creas un caparazón para cuidarte, ese miedo a no darlo todo, ese miedo a volver a ser tú, sabrá Dios todas los ‘’buenos partidos’’ que hemos dejado ir porque simplemente al tener ese escudo, inconscientemente lo dejamo...
Muchas veces pensamos que la vida nos debe cosas, pero si nos ponemos a pensar en todo cuanto hemos vivido, lo cierto es que tenemos mucho que agradecer. Hay que agradecer tanto lo que Dios y la vida nos da, como lo que nos quita, el amor y el dolor… porque son esas experiencias las que nos hacen fuertes y valientes para enfrentar nuevos desafíos Cuando pasa el tiempo y miras atrás recordando lo llorado y lo reído, te das cuenta de que la vida no es tan blanco y negro como creímos en su momento, sino que por cada lágrima derramada, siempre habrá alguien que acabe logrando sacarnos una sonrisa. Y es que, amigos lectores, la vida está hecha de momentos; hay que caminar por ella y ver lo que nos va deparando día tras día. En esta vida siempre tendremos dudas respecto a si hemos hecho bien o mal ciertas cosas, pero sólo viviendo el día a día te acabas dando cuenta que todo ha valido la pena, tanto los tiempos felices y fáciles, como los tiempos tris...